El avance implacable del gobierno de Milei para profundizar sus medidas antipopulares, el endeudamiento, la represión, la destrucción de lo público y el desguace del patrimonio nacional configura crecientemente las características de una democracia restringida y en camino hacia un régimen autoritario. Cada una de sus medidas destructivas corre hacia arriba la vara de la fortaleza del gobierno “anarcocapitalista” y hacia abajo la debilidad y desconcierto de la oposición política y social. El gobierno avanza con cada vez mayor fuerza, dirimiendo a su favor la interna de la derecha con el macrismo, convirtiendo al Congreso en un actor pasivo o cómplice (junto al poder judicial anteriormente tan activo para cuestionar a gobiernos del peronismo), apoyado en un contundente apoyo de las clases dominantes y, también, de los sectores acomodados de la sociedad como demuestra la elección porteña.

Por otra parte, la organización popular sigue sin lograr articularse, el apoyo en sectores populares parece debilitarse, pero tendiendo a la consumación del rechazo a la participación política a través de la abstención electoral y la resignación, y la oposición de la estructura política partidaria sigue en la interna permanente y el cálculo cortoplacista como lógica predominante. La posibilidad de una rápida caída del mileismo aparece como una opción cada vez más lejana.

En este contexto, hablar del “día después de Milei” parece algo remoto, lejano de las discusiones y problemas del día a día avasallante que vivimos. Pero no se trata solo de soñarlo sino de construirlo. Como la historia enseña, el largo plazo no es algo impredecible o azaroso, sino que se construye todos los días, y esa creemos que es la tarea de la militancia en estos días. Hablar del “día después” implica, necesariamente, no sólo las tareas para cuando esta pesadilla política termine, sino cómo construirlo en el día a día que lo hará posible, y especialmente cómo hacerlo desde la resistencia, para que esta no sea sólo resistencia. Se trata de que la organización de la resistencia y la lucha contra este proyecto ultraliberal y autoritario no solo lo detenga, sino que forme parte también de la construcción de ese “día después”.